jueves, 31 de octubre de 2013

El problema del declive de las abejas

Desde finales de los años 90,
apicultores de todo el mundo, sobre todo de Europa y América del Norte, han observado la misteriosa y repentina desaparición de las abejas, y han informado de tasas inusualmente altas de descenso en las poblaciones de las colonias de abejas melíferas.

Las abejas no solo hacen miel: al polinizar cultivos, son claves para la producción alimentaria. Los abejorros, otras abejas silvestres e insectos como las mariposas, las avispas y las moscas proporcionan también valiosos servicios de polinización.

De los insectos polinizadores, depende un tercio de los alimentos que consumimos, entre ellos, hortalizas como los calabacines, frutas como los albaricoques, frutos secos como las almendras, hierbas aromáticas como el cilantro o aceites comestibles como el de colza. Sólo en Europa, más de 4000 cultivos depende de esta labor tan esencial de los polinizadores, pero también los ecosistemas en general. No obstante, mueren cada vez más abejas. El descenso en las poblaciones de abejas afecta también a los seres humanos. Nuestras vidas dependen de las suyas.


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